El pulso del cine iberoamericano en los 50 años del TIFF
- Mauricio Parada Beltrán
- 4 sept
- 3 Min. de lectura

El Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) celebra en 2025 su edición número 50, consolidándose como uno de los escenarios más influyentes del cine mundial. En medio de este aniversario histórico, el cine iberoamericano brilla con más fuerza gracias a la mirada de Diana Cadavid, curadora colombo-canadiense y actual programadora internacional del TIFF, quien ha sido clave para que nuestras historias ocupen un lugar central en este encuentro cinematográfico.
Cadavid, que también dirige el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles, ha dedicado más de nueve ediciones a abrir espacio para el talento de Latinoamérica, España y Portugal dentro de la programación del TIFF. Su labor ha permitido que las voces de la región no solo lleguen a Toronto, sino que dialoguen con el mundo.
“Celebrar 50 años de este festival es entender que somos un evento pensado para la audiencia, y que hoy más que nunca reconocemos a Latinoamérica como una región fundamental para la industria del cine”, asegura Cadavid en conversación con Latin Shot Magazine.
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El crecimiento de una cinematografía diversa
El panorama iberoamericano que llega a TIFF 50 refleja un momento de madurez y expansión. Cadavid destaca la premier mundial de La hija cóndor de Bolivia, un ejemplo de cómo nuevas cinematografías emergen con propuestas audaces. También resalta It Would Be Night in Caracas, dirigida por dos cineastas venezolanas, que aborda con poética crudeza la crisis de su país; así como Un poeta, la aclamada producción colombiana que ha revolucionado la taquilla en su país antes de aterrizar en Toronto.
“Cada año recibimos más películas. El número crece, las historias se diversifican y las formas de narrar se reinventan. Esa vitalidad confirma que el cine iberoamericano está en la vanguardia de muchas de las conversaciones que hoy importan en el mundo”, afirma.
Un mosaico de géneros y miradas
La programadora subraya que su objetivo es ofrecer una selección amplia y representativa: desde comedias hasta dramas históricos, pasando por documentales experimentales o propuestas de género. En esta edición, cerca de 25 películas iberoamericanas tendrán presencia en distintas secciones del festival, entre ellas las prestigiosas Galas y Special Presentations, así como espacios como Midnight Madness o Discovery.
Talentos a seguir
Entre los nombres que Diana Cadavid invita a no perder de vista figuran la actriz colombiana Natalia Reyes, presente en dos producciones del festival (It Would Be Night in Caracas y Noviembre), y jóvenes promesas como Diego Céspedes de Chile, con La misteriosa mirada del flamenco. A ello se suma el esperado regreso de Lucrecia Martel con su documental Nuestra Tierra, una obra que ha tardado años en completarse y que confirma a la cineasta argentina como una de las voces esenciales de la región.
El reto: llevar al público a las salas
Mirando hacia los próximos 50 años, Cadavid es clara: el gran desafío del cine iberoamericano no es la falta de talento o creatividad, sino lograr que las audiencias se acerquen a las salas y descubran la riqueza de nuestras películas.
“El cine es costoso y profundamente colectivo. Nuestra fuerza está en la colaboración, pero necesitamos que el público acompañe este esfuerzo. TIFF seguirá siendo una plataforma clave para que nuestras historias encuentren resonancia en el mundo”, concluye.
Una invitación a celebrar
En su aniversario número 50, el TIFF no solo proyecta películas, sino que convierte Toronto en una fiesta cultural de 11 días. Calles tomadas por el cine, encuentros con directores y actores, y la oportunidad única de sentir el pulso del séptimo arte desde todas sus orillas.
Latin Shot Magazine estará allí, en el corazón del festival, llevando en español lo mejor de la celebración y el eco de las voces que nos recuerdan que el cine iberoamericano sigue trascendiendo fronteras.



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